Hacking ético como defensa en un nuevo campo de batalla global

En un mundo cada vez más digitalizado, la ciberseguridad se ha convertido en un poderoso aliado para los países, las empresas y las instituciones. El reciente incidente, en el que altos cargos estadounidenses expusieron de forma accidental planes de guerra detallados en un chat de Signal a un periodista, ilustra cómo un fallo humano o de procedimiento, incluso, con el uso de herramientas, a priori, seguras, puede comprometer información militar crítica en tiempo real. De forma paralela, aunque más técnica, las vulnerabilidades descubiertas frecuentemente en routers Wi-Fi domésticos o de oficina representan una amenaza igualmente grave. Y es que si fueran explotadas por los servicios de inteligencia de una nación adversaria podrían permitirles interceptar comunicaciones sensibles, espiar redes internas o lanzar ciberataques disruptivos contra infraestructuras clave.

Tanto la filtración accidental de planes específicos como el espionaje sistemático a través de infraestructuras vulnerables, si caen en manos inadecuadas, otorgan una ventaja estratégica incalculable al enemigo. Un hecho que permite anticipar movimientos, contraatacar de manera eficaz o desestabilizar operaciones, a la vez que puede influir de forma decisiva y cambiar el curso de la guerra de un país. Es por ese motivo que el hacking ético, es decir, la penetración y el análisis de vulnerabilidades en sistemas, cuya técnica ha evolucionado de forma significativa, se ha convertido en la primera línea de defensa frente a la creciente amenaza de una guerra digital. Desde DLTCode, empresa especializada en ciberseguridad, IA y protección de datos, se analiza a través de este artículo las ventajas de contar con expertos en hacking ético como estrategia de ciberseguridad avanzada.

Guerra digital, un nuevo campo de batalla global

Como bien se sabe, la guerra digital ya no es cosa de las películas. A medida que avanza la tecnología, también lo hacen los ciberataques y las nuevas herramientas para ello. Estados Unidos, Rusia, China o la Unión Europea, en general, no solo defienden territorios desde un ámbito físico, sino también desde un campo virtual invisible, pero muy poderoso. Y es que un ciberataque puede interrumpir infraestructuras críticas, robar secretos de estado y desestabilizar economías. Desde los ataques de denegación de servicio (DDoS) hasta las campañas de desinformación, los gobiernos se enfrentan a una guerra constante contra actores malintencionados, ya sea por parte de otros estados o de actores no estatales.

Es aquí donde el uso del hacking ético se hace indispensable. Y es que no sólo se trata de buscar vulnerabilidades o brechas de seguridad en aplicaciones y sistemas, sino también de la simulación de ataques cibernéticos que ayuden a gobiernos, defensa y empresas públicas y privadas a fortalecer sus defensas. Así pues, un hacker ético puede prevenir ataques masivos y garantizar que las infraestructuras críticas, como las redes eléctricas, bancos y sistemas de comunicaciones, no sean un blanco de ataques destructivos.

Es por ello que, en los últimos años, tanto gobiernos como instituciones y empresas están invirtiendo más que nunca en ciberseguridad y en poner a prueba todos sus sistemas, así como la robustez de su defensa con el objetivo de proteger los activos más sensibles de un país, desde las bases de datos hasta los sistemas de defensa. Y es que si un ataque tiene éxito puede derivar en la filtración de información clasificada, el robo de tecnología de vanguardia o, en el peor de los casos, el sabotaje de operaciones críticas. La ciberseguridad nacional requiere de un esfuerzo constante y proactivo, donde los hackers éticos realizan un trabajo fundamental y constante.

¿Cómo evoluciona el hacking ético y el desafío en los dispositivos IoT?

A medida que la tecnología avanza y los sistemas de ciberseguridad se vuelven más complejos, también lo hacen las regulaciones. Las leyes de protección de datos como el GDPR, el reglamento Dora, la Directiva NIS2, certificaciones como la ISO 9001 o 27001 son clave para el uso y manejo de información personal en las organizaciones.

Sin embargo, cabe señalar que los hackers éticos operan en una zona gris, ya que, aunque están autorizados para hackear sistemas con fines de prueba, las fronteras legales no siempre están claras. La cooperación entre gobiernos y empresas tecnológicas en el establecimiento de normas y directrices es esencial para garantizar que las acciones de los hackers éticos sigan siendo legales, efectivas y alineadas con los estándares internacionales.

Está claro que el hacking ético tiene un largo recorrido y lo que comenzó siendo una actividad esporádica se ha convertido en una práctica vital en la defensa de empresas, gobiernos e instituciones. Y es que en los últimos años hemos visto una explosión de nuevas herramientas y técnicas para descubrir y mitigar vulnerabilidades como es la integración de la inteligencia artificial en los programas de penetración.

Una de las tendencias más importantes es el auge de la ciberseguridad en el Internet de las Cosas (IoT). Los dispositivos conectados tales como frigoríficos inteligentes o cámaras de seguridad, por ejemplo, son vulnerables a los ataques, los cuales han aumentado de forma significativa en aquellos dispositivos que carecen de protecciones adecuadas. Por ello, la penetración en sus sistemas y búsqueda de brechas de seguridad es clave en la identificación de debilidades antes de que los atacantes puedan explotarlas. De esta forma, se protegen hogares, empresas y gobiernos de posibles intrusiones.

No cabe duda de que la proliferación de dispositivos conectados es uno de los mayores desafíos en ciberseguridad y que los expertos, como en DLTCode, tienen que hacer frente. Y es que cada dispositivo IoT es una puerta potencial para los atacantes, por lo que, si las empresas, no implementan medidas de seguridad adecuadas, estas puertas pueden ser fácilmente abiertas. Es por ello que el hacking ético se encuentra a la vanguardia de este desafío, evaluando sensores, cámaras de vigilancia o electrodomésticos inteligentes, entre otros, con el fin de asegurarse de que no sean puntos de entrada para cibercriminales.

¿Dónde trazar la línea en la ética del hacking?

La ética del hacking es uno de los grandes dilemas a los que nos enfrentamos y es que estos profesionales de la ciberseguridad tienen una responsabilidad moral al hacer uso de sus habilidades para hacer el bien. Sin embargo, la línea entre el hacking ético y el hacking malicioso puede volverse difusa, en especial cuando se trata de vulnerabilidades de seguridad que podrían tener repercusiones significativas. Es por eso que el hacking ético debe basarse en principios claros y un marco ético robusto que respete la privacidad y los derechos humanos.

Hacking ético para proteger empresas, instituciones y gobiernos

Debemos tomar conciencia de la importancia que ha cobrado el hacking ético en la prevención de posibles amenazas. Es por ese motivo que tanto empresas como instituciones y gobiernos han de preocuparse por implementar estas prácticas dentro de sus organizaciones con el fin de evitar riesgos que puedan derivar en pérdidas millonarias, filtraciones de datos sensibles o, incluso, en la quiebra. Y es que no es nuevo que las vulnerabilidades, si no se detectan a tiempo, pueden abrir la puerta a ciberataques devastadores.

En cuestiones de ciberseguridad y defensa, la prevención y contar con un plan de actuación y gestión de incidentes es clave. Las pruebas de penetración regulares y las auditorías de seguridad no pueden ser un lujo, sino una necesidad. Las organizaciones deben ser conscientes de que la falta de inversión en seguridad cibernética puede llevarlas al colapso, en especial cuando las amenazas son cada vez más sofisticadas y las consecuencias, más graves.

Por todo, el hacking ético es mucho más que una práctica técnica. Es también una disciplina crítica que afecta a nuestra seguridad colectiva y nuestra capacidad para proteger lo que más valoramos como la información, la privacidad y la estabilidad global.

Por: DLTCode, empresa especializada en ciberseguridad, formación y desarrollo de Deep Tech basado en IA.

Sobre DLTCode by Grupo Armora:

DLTCode perteneciente al Grupo Armora, es una empresa de servicios profesionales que opera en consultoría estratégica, ciberseguridad, formación y desarrollo de Deep Tech basado en IA. Está dirigida por un equipo experimentado de consultores líderes y expertos en diferentes materias relativas a la tecnología, ciberseguridad, regulación y normativa, innovación disruptiva y liderazgo digital. Proporciona y gestiona software de ciberseguridad de nueva generación que ayuda a proteger las organizaciones frente a la amenazas actuales y emergentes.

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