La saliva como parte de los fluidos corporales del organismo puede proveer información muy valiosa sobre nuestro estado de salud, ya que esta puede aumentar su volumen como cuando estás comiendo, pero también se disminuye cuando te encuentras deshidratado.
Por esta razón debes estar atento a cualquier cambio que te parezca extraño, como un cambio de sabor o un aumento de la salivación, ya que esto puede indicar la existencia de algunas patologías.
De qué está hecha la saliva
La saliva está constituida mayoritariamente por agua en más de un 90%, además de minerales y otros componentes biológicos; su aspecto es transparente y algo viscosa, y además, mantiene húmeda la mucosa bucal. Así mismo, contiene la enzima amilasa, la cual cumple una importante función en la preparación de los alimentos para ser digeridos.
Es secretada por las glándulas salivales submaxilar, parótida y sublingual, y al momento de ingerir los alimentos, aumenta su producción para proteger al esófago al momento de tragar, ya que lubrica la mucosa. Durante la noche se evidencia una reducción de la producción de la saliva, puesto que esta disminuye sus funciones durante las horas de sueño.
