El cocido se rinde ante el truco de mi madre sin chorizo ni hueso de jamón

El cocido es, sin lugar a dudas, uno de los platos más emblemáticos de la gastronomía española. Desde las cocinas de Castilla hasta las mesas de Andalucía, pasando por las versiones madrileñas o montañesas, este guiso ha sido durante siglos el símbolo de la cocina tradicional, esa que reúne a las familias en torno a una olla humeante y llena de sabor. Sin embargo, como ocurre con cualquier receta clásica, cada hogar tiene su propio secreto para conseguir el cocido perfecto.

En mi casa, el cocido siempre ha sido un ritual, pero lo que realmente lo hace especial es el truco de mi madre: cocinar las carnes por separado, cada una con sus tiempos. Este método, que prescinde del chorizo y del hueso de jamón, no solo permite controlar mejor los sabores, sino que también da como resultado un cocido más ligero, equilibrado y lleno de matices. A continuación, te contamos cómo este sencillo truco puede transformar tu cocido en una obra maestra de la cocina casera.

EL SECRETO DE UN COCIDO PERFECTO: COCINAR LAS CARNES POR SEPARADO

EL SECRETO DE UN COCIDO PERFECTO: COCINAR LAS CARNES POR SEPARADO

El cocido tradicional suele prepararse en una sola olla, donde todos los ingredientes se cocinan juntos, permitiendo que los sabores se mezclen y se potencien. Sin embargo, este método tiene un inconveniente: no todas las carnes tienen los mismos tiempos de cocción. Cocinar el pollo, la ternera y el tocino en la misma olla puede dar lugar a texturas desiguales, con carnes que quedan demasiado blandas o, por el contrario, demasiado duras.

El truco de mi madre consiste en cocinar cada tipo de carne por separado, respetando sus tiempos de cocción. De esta forma, se consigue que cada pieza alcance su punto óptimo de textura y sabor. Por ejemplo, el pollo, que se cocina más rápido, se retira antes de que se deshaga, mientras que la ternera, que necesita más tiempo, se deja cocer hasta que esté tierna y jugosa. Este método no solo mejora la calidad del cocido, sino que también permite controlar mejor los sabores, evitando que uno domine sobre los demás.

Además, al cocinar las carnes por separado, se puede ajustar la cantidad de grasa en el caldo, lo que resulta en un cocido más ligero y saludable. Esto es especialmente importante cuando se prescinde de ingredientes como el chorizo o el hueso de jamón, que suelen aportar un sabor intenso pero también una cantidad considerable de grasa. Con este truco, el cocido conserva todo su sabor, pero sin resultar pesado.

UN COCIDO SIN CHORIZO NI HUESO DE JAMÓN: MÁS LIGERO, IGUAL DE SABROSO

UN COCIDO SIN CHORIZO NI HUESO DE JAMÓN: MÁS LIGERO, IGUAL DE SABROSO

El chorizo y el hueso de jamón son ingredientes habituales en muchas recetas de cocido, ya que aportan un sabor intenso y característico. Sin embargo, también son responsables de que el cocido sea un plato contundente y, en ocasiones, demasiado graso. En mi casa, mi madre siempre ha optado por una versión más ligera, prescindiendo de estos ingredientes y dejando que las carnes y las verduras sean las protagonistas.

La clave para conseguir un cocido sabroso sin chorizo ni hueso de jamón está en potenciar el sabor de las carnes y en elegir cuidadosamente las especias y hierbas. Por ejemplo, el uso de laurel, clavo y pimienta en el caldo puede aportar un aroma profundo y complejo, mientras que un buen trozo de morcillo de ternera o un muslo de pollo bien cocido garantizan un sabor rico y equilibrado.

Además, al no utilizar chorizo ni hueso de jamón, el caldo resulta más limpio y menos graso, lo que lo hace ideal para quienes buscan una versión más saludable del cocido. Este enfoque también permite apreciar mejor los sabores naturales de las verduras, como los garbanzos, las zanahorias o el repollo, que a menudo quedan en segundo plano en las recetas más tradicionales.

EL ARTE DE CONTROLAR LOS TIEMPOS DE COCCIÓN

EL ARTE DE CONTROLAR LOS TIEMPOS DE COCCIÓN

Uno de los mayores desafíos al preparar un cocido es controlar los tiempos de cocción de los diferentes ingredientes. Las carnes, las verduras y los garbanzos tienen texturas y tiempos de cocción muy distintos, lo que puede complicar el proceso si no se presta atención. Aquí es donde el truco de mi madre, cocinar las carnes por separado, marca la diferencia.

El primer paso es cocinar las carnes más duras, como el morcillo de ternera o el tocino, que necesitan más tiempo para ablandarse. Estas se colocan en una olla con agua fría y se llevan a ebullición lentamente, retirando la espuma que se forma en la superficie para obtener un caldo limpio. Una vez que estas carnes están casi listas, se añaden las más tiernas, como el pollo, que solo necesitan unos 20-30 minutos de cocción.

Por otro lado, los garbanzos, que suelen ser el alma del cocido, deben cocinarse aparte, preferiblemente en una olla a presión para ahorrar tiempo. Esto permite controlar mejor su textura, asegurándose de que queden tiernos pero no deshechos. Una vez cocidos, se añaden al caldo junto con las verduras, que se cocinan en los últimos minutos para conservar su frescura y su color.

Este enfoque no solo garantiza que cada ingrediente esté en su punto, sino que también permite ajustar los sabores a lo largo del proceso. Por ejemplo, se puede añadir más sal o especias al caldo según sea necesario, o incluso reservar parte del caldo para preparar una sopa ligera como primer plato.

DISFRUTA DE UN COCIDO EQUILIBRADO Y LLENO DE SABOR

DISFRUTA DE UN COCIDO EQUILIBRADO Y LLENO DE SABOR

El resultado de este método es un cocido equilibrado, donde cada ingrediente brilla por sí mismo y contribuye al conjunto de manera armoniosa. Las carnes, cocinadas por separado, conservan su textura y su sabor, mientras que el caldo, más ligero y limpio, permite apreciar mejor los matices de las especias y las verduras.

Este cocido, aunque prescinde de ingredientes como el chorizo o el hueso de jamón, no tiene nada que envidiar a las versiones más tradicionales. De hecho, su ligereza lo convierte en una opción ideal para quienes buscan disfrutar de este plato clásico sin renunciar a una alimentación equilibrada. Además, al cocinar las carnes por separado, se puede adaptar la receta a los gustos y necesidades de cada comensal, añadiendo más o menos grasa según se prefiera.

En mi casa, este cocido siempre ha sido sinónimo de reunión y celebración, un plato que nos recuerda la importancia de la cocina casera y el valor de los pequeños trucos que se transmiten de generación en generación. Si alguna vez has sentido que tu cocido podría mejorar, te animo a probar este método. Descubrirás que, con un poco de paciencia y atención a los detalles, es posible transformar un plato tradicional en una experiencia gastronómica inolvidable.

Ana Carina Rodríguez
Ana Carina Rodríguez
Para mí, contar historias no es solo un trabajo; es una forma de conectar con la gente, compartiendo hechos e historias que realmente importan. Siempre con la verdad por delante, porque al final del día, eso es lo que nos mantiene informados y conectados.

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