La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y desempeña múltiples funciones, entre ellas, la protección contra elementos externos y la regulación de la temperatura. A medida que envejecemos, especialmente después de los 40 años, la piel sufre numerosos cambios que pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
1Cambios en la piel con la edad
A partir de los 40 años, muchos de nosotros comenzamos a notar cambios visibles en nuestra piel. Estos pueden incluir arrugas, manchas de edad, pérdida de elasticidad y sequedad.
Estos cambios son el resultado de una disminución en la producción de colágeno y elastina, así como de la clara exposición al sol a lo largo de los años. Esta exposición acumulativa a la radiación ultravioleta (UV) puede dañar el ADN de las células de la piel, aumentando el riesgo de mutaciones que pueden desencadenar el cáncer de piel.
Además, a medida que envejecemos, la capacidad de la piel para regenerarse disminuye. Las células inmunitarias de la piel, que ayudan a protegernos de malignidades, también pueden volverse menos eficaces.
Todo esto significa que las personas mayores de 40 años deben ser más vigilantes con respecto a la salud de su piel y estar atentas a cualquier cambio inusual.