Comer antes de acostarse es una práctica común para muchas personas, ya sea porque se sienten hambrientas o simplemente porque han tenido un día ajetreado. Sin embargo, esta costumbre puede acarrear varios riesgos para la salud.
En este artículo, exploraremos en profundidad por qué comer antes de dormir puede tener consecuencias negativas en tu organismo, así como algunas recomendaciones para mitigar los efectos indeseados.
1Impacto en la digestión
La digestión es un proceso que demanda tiempo y energía. Cuando se ingiere comida justo antes de acostarse, el cuerpo tiene que trabajar más para digerir ese alimento mientras intentas descansar.
Esto puede llevar a una digestión ineficiente, provocando malestar estomacal y sensación de pesadez. La posición horizontal en la que dormimos puede dificultar aún más este proceso, aumentando el riesgo de problemas gastrointestinales.
Cuando comemos antes de dormir, el estómago trabaja arduamente, lo que puede interferir con la calidad del sueño. Una correcta digestión requiere que el cuerpo se mantenga erguido o al menos en una posición ligeramente inclinada, lo que rara vez ocurre mientras dormimos.
Por lo tanto, los órganos digestivos no funcionan de manera óptima, lo que puede resultar en una noches de insomnio o un sueño poco reparador.