La experiencia del dolor es universal, pero su manifestación y gestión varían significativamente entre hombres y mujeres. Un hecho llamativo es que las mujeres, a lo largo de su vida, experimentan una mayor prevalencia de dolores crónicos en comparación con los hombres.
Esta diferencia de género no es solo una percepción, sino que se sustenta en evidencias científicas que apuntan a una compleja interacción de factores biológicos, sociales y culturales.
1El papel de las hormonas: Un ciclo complejo e influyente
El ciclo hormonal femenino juega un papel fundamental en la percepción del dolor. Las fluctuaciones hormonales durante la menstruación, el embarazo y la menopausia pueden influir en la sensibilidad al dolor. Los estrógenos, por ejemplo, tienen un efecto modulador sobre el sistema nervioso central, afectando la transmisión del dolor.
Durante la menstruación, las mujeres son más propensas a experimentar dolores de cabeza, dolores abdominales y sensibilidad en los senos. La disminución de los estrógenos durante la menopausia también se relaciona con un aumento en la sensibilidad al dolor.
Además, los cambios hormonales pueden afectar la capacidad del cuerpo para regular la inflamación, lo que puede contribuir al desarrollo de dolor crónico.