El peligro oculto de morderse, las uñas que nadie te ha contado

En las pequeñas acciones cotidianas, como el cuidado de las uñas, es donde muchas veces acechan peligros insospechados que pasan desapercibidos para la mayoría. Morderse las uñas, un hábito común en personas de todas las edades, podría parecer inocuo, pero oculto riesgo que merecen ser destacados. A continuación, se exponen datos poco conocidos sobre esta práctica y sus posibles consecuencias para la salud.

La onicofagia, como se conoce técnicamente a este comportamiento, no solo puede dañar la integridad de nuestras manos, sino que también puede constituir una vía de infecciones y trastornos que van más allá de la estética. Con la experiencia adquirida en el periodismo digital español, es importante dar a conocer esta información de manera rigurosa y confiable para fomentar hábitos saludables entre los lectores.

CUESTIÓN DE SALUD: MIRANDO MÁS ALLÁ DEL GESTO

CUESTIÓN DE SALUD: MIRANDO MÁS ALLÁ DEL GESTO

La onicofagia, el nombre clínico para este hábito nervioso, va mucho más allá de ser una mala costumbre. Por nociva para las uñas y los dedos, morderse las uñas también puede traer consecuencias para nuestra salud bucodental. Como si fuera poco, este hábito puede derivar en problemas estomacales debido a la ingesta involuntaria de las bacterias que viven bajo las uñas.

Destacar la relevancia sanitaria de este hábito es esencial para comprender la importancia de buscar soluciones. Cuando se muerden y se ingieren pedazos de uñas, el sistema digestivo se enfrenta a elementos no diseñados para su procesamiento. Las uñas no son digeribles, y pueden causar irritación o heridas pequeñas en el tracto gastrointestinal.

Además, este hábito también se ha vinculado con el desarrollo de dolencias dentales, como la maloclusión o desgaste de los dientes, principalmente los incisivos. En el terreno psicológico, la onicofagia a menudo es un indicador de estrés o ansiedad, sirviendo como un marcador para detectar posibles trastornos emocionales que puedan requerir atención. De hecho, dejar de morderse las uñas podría considerarse un indicio de mejora en el manejo de estos trastornos. Una de las consecuencias más evidentes de este hábito es el daño visible en las manos. La apariencia de las manos puede llegar a tener un fuerte impacto en la autoestima y en cómo perciben los demás a una persona.

MORDERSE LAS UÑAS: PUERTA A INFECCIONES Y PATÓGENOS

MORDERSE LAS UÑAS: PUERTA A INFECCIONES Y PATÓGENOS

Las manos son una de las partes del cuerpo que más expuestas están a microorganismos dañinos, y las uñas son un auténtico nicho para ellos. Al morderse las uñas, se facilita el paso de bacterias y virus hacia la boca, lo que puede resultar en infecciones bucales, e incluso sistémicas.

Además, las heridas que pueden llegar a generarse en el área perionugal, es decir, el tejido que rodea a la uña, son puertas de entrada ideales para patógenos. La paroniquia es una infección del tejido blando que rodea a la uña, a menudo provocada por bacterias como Staphylococcus aureus o por hongos, como la candidiasis. Estas infecciones pueden causar dolor, inflamación, enrojecimiento y, en ocasiones, la acumulación de pus que requiere tratamiento clínico.

Este tipo de problemas evidencia cómo un hábito aparentemente banal puede acarrear consecuencias graves. Desde el punto de vista inmunológico, las defensas del cuerpo podrán hacer frente a muchas de las amenazas que entran por esta vía, pero no todas. En particular, hay que prestar atención a manos sucias o contacto con superficies contaminadas, que pueden estar cargadas con gérmenes nocivos, incluyendo parásitos. No se puede ignorar el impacto de la pandemia de COVID-19 en cuanto a la higiene de manos. Se ha puesto de relieve la importancia de mantener las manos limpias para prevenir la propagación de enfermedades, incluyendo las relacionadas con la onicofagia.

EDUCACIÓN Y PREVENCIÓN: CLAVES PARA ABORDAR EL PROBLEMA

EDUCACIÓN Y PREVENCIÓN: CLAVES PARA ABORDAR EL PROBLEMA

La prevención es la herramienta más potente contra la onicofagia. Educación sobre las implicaciones de morderse las uñas es vital, tanto en escuelas como en campañas de concientización para adultos. Proveer de estrategias para manejar la ansiedad y el estrés puede conducir a una reducción de la prevalencia de este hábito. Ofrecer herramientas prácticas, como protectores de uñas o el uso de esmaltes de sabor amargo específicos para disuadir el acto de morder, puede ser de gran ayuda para quienes luchan por erradicar esta práctica.

Además, trabajar en el fortalecimiento de la autoestima y en la resolución de problemas emocionales es fundamental para un abordaje integral. La consulta con profesionales de la salud, ya sean psicólogos para abordar la dimensión emocional, o dermatólogos para tratar las consecuencias físicas, es un paso a considerar.

Estos profesionales pueden ofrecer estrategias personalizadas para abordar la onicofagia, y así mejorar la calidad de vida en general. El último eslabón importante en la cadena de prevención es la constancia y la paciencia. Cambiar hábitos lleva tiempo y, en ocasiones, varios intentos son necesarios para lograr el abandono definitivo de la onicofagia. Proveer un apoyo continuo puede ser decisivo en la superación de este hábito, como lo demuestran estudios comportamentales.

Ana Carina Rodríguez
Ana Carina Rodríguez
Para mí, contar historias no es solo un trabajo; es una forma de conectar con la gente, compartiendo hechos e historias que realmente importan. Siempre con la verdad por delante, porque al final del día, eso es lo que nos mantiene informados y conectados.

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