Protocolo de tratamiento quirúrgico precoz de las fracturas de cadera osteoporóticas

  • El Hospital Universitario la Luz realiza un manejo multidisciplinar de los pacientes para controlar cualquier patología asociada que pueda retrasar la cirugía.

La osteoporosis es un trastorno generalizado del esqueleto caracterizado por una reducción de la densidad ósea que produce una alteración de la resistencia y calidad del hueso y aumenta el riesgo de sufrir fracturas. Este tipo de fracturas se denominan fracturas por fragilidad o fracturas osteoporóticas.

Como indica el doctor Óscar Pérez Simanca, del servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario La Luz, en este grupo de fracturas se encuentran las de fémur proximal o fracturas de cadera, que suponen un problema de salud importante debido a la morbimortalidad y dependencia funcional que se produce después de la lesión.

Las fracturas de cadera son más frecuentes en el sexo femenino representando alrededor del 75% de los casos y ocurren por un traumatismo de baja energía después de una caída de un paciente de edad avanzada con fragilidad ósea por osteoporosis.

Según el traumatólogo, alrededor del 8% de los pacientes fallecen a los 30 días, el 20% fallece en el primer año, y la tasa de mortalidad en estos pacientes es casi el doble comparados con pacientes de la misma edad, pero sin fractura, siendo los problemas cardiovasculares y respiratorios los principales causantes de defunción en el primer mes de la fractura.

«Los pacientes con fracturas de cadera requieren en la mayoría de los casos ingreso hospitalario y tratamiento quirúrgico, siendo intervenidos alrededor del 97% de los pacientes y produciendo alteraciones funcionales después de la lesión», señala el doctor Pérez Simanca.

De acuerdo al especialista del Hospital Universitario La Luz, los principales factores de riesgo para presentar este tipo de fracturas son todas aquellas situaciones que impliquen una pérdida de la consistencia ósea y situaciones que aumenten el riesgo de caídas de los pacientes. Entre estos factores están la edad avanzada, el sedentarismo, fracturas osteoporóticas previas, menopausia precoz, y enfermedades que puedan producir osteopenia u osteoporosis.

El Dr. Pérez Simanca señala que las alteraciones funcionales después de la lesión pueden ir desde la incapacidad para realizar una actividad independiente al día, pasando por limitaciones de la deambulación de forma independiente hasta la incapacidad permanente. «Por ello, es importante conocer los factores que influyen en la recuperación funcional después de sufrir una fractura de cadera. Dentro de los factores de peor pronóstico se encuentra la edad muy avanzada, movilidad reducida y mayor deterioro cognitivo antes de la fractura, menor porcentaje de movilización precoz después de la cirugía, retraso en el tratamiento quirúrgico, presencia de ulceras por presión durante la hospitalización, presencia de comorbilidades, y mayor porcentaje de reingreso hospitalario. Por el contrario, los factores asociados a un menor deterioro funcional son el tratamiento quirúrgico precoz, y la sedestación y movilización precoz del paciente».

En este sentido el doctor incide en que la cirugía precoz, la movilización precoz y el tratamiento rehabilitador ayuda a evitar las ulceras por presión y a recuperar la deambulación, reduciendo las complicaciones y la estancia hospitalaria y evitando reingresos que puedan frenar la recuperación funcional.

El aumento de la esperanza de vida en España ha traído consigo una mayor cantidad de casos de fractura de cadera por fragilidad, y a pesar de la experiencia en el manejo ortogeriátrico de estos pacientes sigue siendo un problema de salud, por lo que es necesario identificar y actuar sobre los factores de riesgo modificables para ayudar a recuperar la independencia de estos pacientes.

En el Hospital Universitario La Luz, explica el Dr. Óscar Pérez Simanca, se ha establecido un protocolo de tratamiento quirúrgico precoz de las fracturas de cadera que consiste en realizar un manejo multidisciplinar de los pacientes, siendo valorados junto con el servicio de Medicina Interna para controlar cualquier patología general asociada que pueda retrasar la cirugía y por tanto la recuperación funcional del paciente en el posoperatorio. «Así, los pacientes son operados en las primeras 48 horas del ingreso siempre que no exista contraindicación para la cirugía. A esta valoración conjunta y tratamiento quirúrgico precoz se añade también el manejo del paciente en planta de hospitalización por parte del equipo de Fisioterapia y con esto se consigue minimizar las complicaciones posoperatorias y una mejor recuperación funcional que resulta en una disminución de la estancia media de todos estos pacientes», concluye el doctor.

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