La diabetes es muy común entre los humanos, pero ¿sabías que el gato también puede padecer la enfermedad? La diabetes en los gatos es una enfermedad grave y puede alterar la calidad de vida del felino a varios niveles si no se trata correctamente. La patología requiere un seguimiento médico, un tratamiento constante y, a menudo, la aplicación diaria de insulina. Se trata de un caso específico de endocrinología, que requiere atención para no perjudicar aún más la salud del animal, sobre todo si es un gato obeso.
La diabetes en los gatos: ¿cómo funciona el ciclo de la enfermedad?
La diabetes mellitus es un trastorno metabólico que puede provocar hiperglucemia. Esta enfermedad puede atribuirse a la obesidad, la falta de actividad física, las dietas calóricas e incluso a un caso de enfermedad autoinmune. No hay ninguna regla que pueda determinar la edad a la que el animal se verá afectado por la diabetes, pero la media se sitúa en torno a los 8 años, cuando el gato entra en la tercera edad. Si la enfermedad no se trata a tiempo, puede resultar muy perjudicial para el animal.
El cuerpo del gato funciona así: después de comer, el cuerpo libera glucosa en el torrente sanguíneo. Esta glucosa envía señales a las células del páncreas, que influyen en la secreción de una hormona llamada insulina. Esta sustancia se encarga de transformar la glucosa en energía. En el caso de la diabetes en los gatos, el páncreas no funciona correctamente. Con ello, se produce una insuficiencia de insulina, ya que las células no pueden producir esta hormona en el nivel ideal. La glucosa permanece entonces en el torrente sanguíneo y en la orina del animal y no se convierte en energía. Como el gato acaba orinando más a menudo, es probable que se deshidrate.
Existen dos casos (tipos) para diagnosticar a los gatitos con diabetes. El primer caso (tipo 1) es aquel en el que el animal no puede producir insulina en absoluto, con una destrucción total de las células betas pancreáticas. El segundo caso (tipo 2) se presenta de forma hereditaria en la mayoría de los gatos, generando una caída en la acumulación de proteínas en el páncreas.
Cuidar a un gato: ¿cuáles son los síntomas de la enfermedad?
No necesariamente el gato obeso será el único con diabetes. Esta enfermedad no elige la edad, el peso o la raza. No se puede decir que el animal se haya vuelto diabético a causa de la obesidad. Lo que sabemos es que el tejido adiposo provoca una resistencia a la insulina, aumentando su producción, lo que favorece el cuadro de diabetes en los gatos obesos. Así que, independientemente de que su gato sea más joven o más delgado, debe prestar atención a estos signos:
- Aumento de la ingesta de agua;
- Orinar con más frecuencia;
- Comer más;
- Pérdida de peso.
Diabetes en los gatos: ¿cómo tratar y prevenir la enfermedad?
Cuando a los gatos se les diagnostica diabetes, necesitan cuidados especiales. Lo ideal es alimentarlos con una dieta bien controlada para gatos diabéticos. El uso de insulina para el control glucémico también forma parte del tratamiento. En el caso de los diabéticos, hay alimentos específicos para gatos con bajos niveles de carbohidratos. La comida húmeda también ayuda en este proceso.
La diabetes en los gatos es curable, siempre que se trate correctamente. Los felinos tienen una peculiaridad: la remisión de la diabetes, que suele llevar hasta tres meses de tratamiento. Esto no excluye los casos en los que el gatito deba ser vigilado durante el resto de su vida.
Para los gatos sanos, es importante que vigiles sus hábitos y tengas una actitud preventiva con ellos. En este caso, el gatito necesita estar activo: invierta en juguetes, gatifique el entorno y, siempre que sea posible, estimúlelo a gastar energía. La alimentación habitual debe ser seca, de calidad y con más proteínas que hidratos de carbono. Por último, pero no por ello menos importante, tu gato debe acudir al veterinario para someterse a revisiones periódicas. Esto permite un diagnóstico precoz y, en consecuencia, más posibilidades de curación.