Los calambres en las pantorrillas durante el embarazo son una condición muy común y pueden aparecer todas las noches en el tercer trimestre. Por lo general, los calambres en las piernas son muy extenuantes y van acompañados de un dolor intenso. Entonces, descubramos cómo evitarlos durante el embarazo para reducir estas sensaciones desagradables.
Los calambres en las pantorrillas en mujeres embarazadas generalmente empeoran en el tercer trimestre, después de la semana 27 y tienen un trasfondo fisiológico, relacionado con el desarrollo del embarazo. Esta dolencia suele ser un gran problema, porque los ataques de calambres pueden provocar graves trastornos del sueño, y estos afectan el bienestar general de la futura madre.
Causas de los calambres en las pantorrillas durante el embarazo
Los calambres en las piernas aparecen en mujeres embarazadas por varias razones: las alteraciones electrolíticas son frecuentes durante el embarazo. Como resultado, las mujeres pueden tener problemas con las deficiencias de magnesio, calcio y potasio, así como con el exceso de fósforo, y esto afecta la formación de calambres en las pantorrillas.
Además, el útero en crecimiento comienza a comprimir cada vez más los vasos sanguíneos, lo que se traduce en un peor suministro de sangre a las piernas. Esto no solo puede causar calambres en las pantorrillas, sino también hinchazón y venas varicosas en las piernas.
Debido al tamaño del útero, las futuras madres a veces experimentan presión sobre los nervios que van desde la región lumbar de la columna hacia la pelvis y las piernas. Además, tienden a tener las extremidades inferiores más estresadas. A medida que avanza el embarazo, llevan una barriga cada vez más grande.
También sucede a menudo que las mujeres embarazadas permanecen en la misma posición durante mucho tiempo. Esto se debe, entre otras cosas, a la dificultad que encuentran en determinados momentos para moverse. Entonces, cuando la futura madre finalmente encuentra una posición cómoda para ella, intenta mantenerla el mayor tiempo posible.
Calambre repentino en la pantorrilla: ¿cómo tratarlo?
Si ya experimentas un calambre repentino en la pantorrilla, intenta tomar las medidas adecuadas para aliviar el dolor lo antes posible. Los efectos beneficiosos se demuestran mediante el masaje vigoroso del lugar donde se encuentra el músculo tenso.
Si tu barriga no te permite hacerte un masaje de este tipo, pídele a tu pareja que lo haga. Alternativamente, puedes estirar la pierna y colocar una almohada debajo del pie para que quede ligeramente elevado. Algunas mujeres se aplican compresas frías en la pantorrilla y colocan el pie en un piso frío.
Uno de los métodos más efectivos para tratar la aparición de un calambre en la pierna es también una fuerte flexión de los dedos del pie hacia la cabeza. Si el tamaño de tu barriga te lo permite, puedes ayudarte agarrando con las manos los dedos de esta pierna y tirando de ellos hacia ti.
Recuerda no hacer el movimiento contrario durante la contracción, es decir, no te pellizques los dedos de los pies. A veces sucede que esto puede intensificar la contracción y aumentar el dolor percibido.
Calambres en la pantorrilla y dieta
Para reducir la incidencia de calambres en las pantorrillas durante el embarazo, te puedes ayudar, por ejemplo, con una correcta composición del menú. La dieta normalmente recomendada para el tercer trimestre debe incluir especialmente alimentos ricos en magnesio, calcio y potasio.
También se debe prestar especial atención a las fuentes de grandes cantidades de vitaminas B, especialmente la vitamina B12, ya que interviene en la formación y reconstrucción de las vainas de fibras nerviosas, lo que puede ser de gran importancia en caso de calambres en las pantorrillas debido a la presión sobre los nervios.
Valiosas fuentes de minerales para evitar calambres durante el embarazo
- Magnesio: sémola (principalmente trigo sarraceno), nueces, salvado de trigo, legumbres (soja, guisantes, lentejas), verduras de hoja (espinacas), frutas secas (higos, albaricoques, dátiles) y frutas crudas, por ejemplo, plátanos
- Calcio: leche de vaca y sus derivados: yogur natural, requesón y queso amarillo (especialmente parmesano), leche de cabra, frutos secos, pescado (sardinas, caballa, salmón), legumbres: soja, alubias blancas, hortalizas de hoja (espinacas, hojas de remolacha)
- Potasio: legumbres (soja, judías blancas, guisantes, lentejas), tomates y sus derivados, frutos secos (albaricoques, higos, pasas), leche y sus derivados, frutos secos, carne (pavo o pechuga de pollo, ternera), pescado (fletán, sardinas, caballa, salmón)
- Vitamina B12: carne (vacuno, cerdo, aves) y vísceras (hígado, riñón), pescado (fletán, salmón, atún), huevos de gallina, leche y sus derivados: yogur natural, requesón y queso amarillo.
Otros métodos de prevención
Para evitar los molestos calambres en las pantorrillas durante el embarazo, también debes tratar de seguir algunas reglas. Gracias a ellas mejorarás la circulación sanguínea en tus piernas y evitarás sobrecargarlas.
- Mientras tu embarazo no requiera acostarte, asegúrate de hacer suficiente ejercicio durante el día. La actividad física es excelente para la función muscular y para evitar calambres dolorosos.
- Estira las piernas antes de acostarte. Estíralas hasta la altura de las rodillas y, alternativamente, acerca los dedos de los pies hacia ti y luego apriétalos. Repite este ejercicio varias veces.
- Antes de acostarte, date un baño tibio y pídele a tu pareja que te dé un masaje relajante en los pies. También se puede realizar un masaje con cepillo seco desde los pies hacia arriba, hacia el corazón, el cual estimula la circulación en los vasos superficiales.
- Adopta una posición lateral para dormir durante el embarazo. Puedes poner una almohada debajo de tus pies.
- Cuando estés acostada o sentada, asegúrate de levantar un poco las piernas; esto mejorará el flujo sanguíneo. Ten cuidado de no cruzar los pies.
- Trata de no permanecer en una posición por mucho tiempo. De vez en cuando, levántate, estírate, da unos pasos. Colócate de puntillas también, luego baja los talones al suelo y repite esto varias veces.
- No uses zapatos demasiado apretados. El calzado debe ser cómodo, tener punta ancha y suela flexible. No uses ropa demasiado apretada o que restrinja tus movimientos.