La personalidad es uno de los factores más importantes que influyen en cómo nos enfrentamos al estrés. La forma en que enfrentamos el estrés depende de nuestros rasgos de personalidad, nuestras habilidades emocionales y nuestra forma de pensar.
Personas con personalidades extrovertidas generalmente se enfrentan al estrés de forma más directa. Estas personas a menudo se sienten cómodas compartiendo sus emociones con los demás, lo que les permite encontrar soluciones más rápido. Estas personas también pueden buscar soluciones creativas para afrontar el estrés, ya que tienen una tendencia a tener mayor confianza en su entorno.
Los individuos con personalidades introvertidas a menudo se enfrentan al estrés de forma más indirecta. Estas personas tienden a evitar compartir sus emociones con los demás y suelen tener una mayor confianza en su propia experiencia. Estos individuos a menudo prefieren buscar soluciones internas para los nervios. Pueden encontrar formas de auto-reflexión para abordar los problemas de una manera más efectiva. Estas personas también pueden encontrar la paz interna mediante la meditación y la introspección.
¿Qué es el estrés?
El estrés se trata de una condición física y emocional que se produce como resultado de una exigencia mental o física a la que nuestro cuerpo se ha de adaptar. El resultado se manifiesta como una disminución en el rendimiento, ansiedad, agotamiento, irritabilidad, ausencia de concentración, entre otros. Estas respuestas son una reacción natural del organismo y pueden resultar útiles, siempre y cuando no se prolonguen en el tiempo.
Las personas somos diferentes y también lo es nuestra forma de afrontar situaciones estresantes. Esto implica que la respuesta a los nervios puede variar profundamente de unas personas a otras. Existen varios factores individuales que pueden influenciar esta respuesta. Entre ellos se encuentran las actitudes, el estilo de vida y la personalidad, entre otros.
¿Cómo influye la personalidad en nuestra forma de afrontar el estrés?
La personalidad se refiere a la forma como nos percibimos así mismos en un momento determinado y como vemos el mundo y el plano cultural alrededor de nuestras vidas. Las principales personalidades se caracterizan por ser extrovertidas, abiertas, intelectuales, ansiosas, introvertidas, entre otras. Esto influirá en la forma como afrontamos el estrés.
Las personas extrovertidas propensiones a buscar siempre el contacto con los demás, por lo que a la hora de lidiar con situaciones estresantes podrían tranquilizarse al dialogar con una persona allegada. Por otro lado, los introvertidos suelen buscar la soledad como una forma de encontrar paz. Esto significa que nos podemos encontrar mejor con nosotros mismos y pasar tiempo contando con nuestras propias habilidades para afrontar el problema con mayores posibilidades de éxito.
Personalidades abiertas y ágiles prefieren la innovación y la creatividad a la hora de abordar situaciones estresantes. Por otra parte, pacientes y calmos suelen respetar los principios y las reglas, por lo que combinan su propia adaptación con la búsqueda de ayuda externa para manejar el estrés.
Cómo podemos mejorar nuestra forma de afrontar el estrés
El estrés es parte natural de nuestra vida. Es decir, que puede servir como motivación para llevar a cabo actividades, además de motivarnos a enfrentar los desafíos de nuestras vidas. Así como los demás factores personales, la personalidad se puede modificar y mejorar a través de la práctica, preconizando hábitos saludables.
Uno de los mejores hábitos que podemos adquirir es el tiempo de descanso. Dedicar tiempo a nosotros mismos y a nuestras actividades favoritas es vital para reducir el estrés y mejorar nuestra forma de afrontarlo. Por otro lado, también es importante practicar la meditación para entrenar nuestra capacidad de concentración y tranquilizar nuestra mente. Otro hábito saludable es el ejercicio diario. Solo con este movimiento nos será más sencillo tener una perspectiva clara de cada situación y afrontar los problemas con mayor soltura.
La influencia familiar y social
Aparte de los hábitos y costumbres personales, hay una amplia gama de variables externas que pueden influenciar nuestra forma de afrontar las situaciones estresantes. Por ejemplo, una de ellas es el influenciar familiar y social. Las relaciones conflictivas con nuestra familia o con otras personas pueden elevar nuestro nivel de estrés, por lo que es importante tratar de mantener una relación armónica con los demás.
También es importante tener en cuenta que el entorno social en el que nos encontramos (el trabajo, la universidad, el ambiente familiar, etc.) puede desencadenar y modificar nuestras respuestas personales al estrés. Conscientes de esto, conviene tener en cuenta nuestras diferencias individuales y buscar apoyo, ayuda y comprensión para poder enfrentar cualquier situación complicada.
La influencia del entorno en nuestro comportamiento
Además de las influencias familiares y sociales, también hay una serie de factores ambientales que afectan nuestra forma de afrontar el estrés. Estos incluyen la necesidad de adaptarse a situaciones nuevas (como un cambio de ciudad, una nueva relación o un nuevo trabajo).
Cuando nos enfrentamos a circunstancias nuevas debe estar presente el pensamiento positivo, ya que nos ayudará a ver las cosas de una forma distinta y nos ayudará a encontrar soluciones diferentes para afrontar situaciones estresantes. Al mismo tiempo, es importante ser capaz de reconocer y señalar algunos problemas honestamente para poder comprenderlos mejor.
Consejos para afrontar el estrés de una forma saludable
Las respuestas personales al estrés son muy variables. Sin embargo, hay algunos puntos básicos que cualquier persona puede seguir para evitar situaciones estresantes. Uno de ellos, es tratar de desenvolvernos de la mejor manera posible frente a cada situación, es decir, sin dejar que nuestras emociones nos controlen. Así podemos canalizar la energía para alcanzar el éxito.
Otra recomendación es establecer límites. Saber identificar nuestros límites personales es crucial para enfrentar situaciones complicadas y difíciles. Así mismo, es importante recordar que, a veces, tenemos que poner nuestros propios intereses y necesidades por encima de la satisfacción ajena.
Por último, pero no menos importante, debe prestarse atención a las señales que envía el cuerpo. Esto significa estar atentos a los temores, preocupaciones y ansiedades para abordarlos antes de que alcancen un nivel que no podamos controlar.