Hoy en día, los abuelos tienen diferentes personalidades, estilos de vida y franjas de edad: unos rondan los 50, otros los 70, unos viven en la ciudad, otros en el campo, otros han decidido jubilarse en el mar o pasar en la montaña.
Independientemente de su estilo de vida o edad, asumen una importante tarea en la crianza de sus nietos: transmitir valores. Son custodios de la memoria familiar y colectiva.
Los nietos pueden beneficiarse de su conocimiento y experiencia de vida, se benefician cuando transmiten el legado del pasado contándoles cómo era el mundo y cómo se desarrolló. Dado que están relevados de la responsabilidad de criar a sus propios hijos, tienen más libertad para criar a sus nietos.
A veces los abuelos se comportan de manera inapropiada
Pueden ser cooptantes o sentirse culpables y hablarles a los nietos así: «Esa no es la manera de hacerlo, no tienes idea». Ese no es su trabajo, y los padres tienen todo el derecho de decirles eso, incluso si hacerlo no es fácil, especialmente cuando se trata del “otro lado” (los suegros).
Idealmente, los abuelos deben encarnar la calidez y la libertad, pasar tiempo con los nietos y apoyar a los padres y a los hijos.
A veces ocupan un lugar más importante en la crianza de los nietos y juegan un papel que va más allá de la mera condición de abuelos. En una sociedad donde las plazas de guardería son escasas y caras, algunos abuelos asumen responsabilidades específicas y valiosas. En tales casos, debe haber un acuerdo claro entre padres y abuelos sobre los valores fundamentales de la crianza.