El pan blanco, ese alimento omnipresente en nuestras despensas y mesas, se ha convertido en un básico en la mayoría de las culturas. Su sabor familiar y su versatilidad lo hacen ideal para acompañar innumerables comidas. Sin embargo, ¿qué ocurre con nuestro organismo cuando lo consumimos de forma regular? ¿!– /wp:paragraph –>
5Más que un simple acompañante: el pan blanco y las enfermedades cardiovasculares
Estudios sugieren que el consumo regular de pan blanco puede contribuir al aumento del colesterol LDL («malo»), que se asocia a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
El pan blanco, por su alto contenido en grasas saturadas y grasas trans, puede afectar negativamente el perfil lipídico, aumentando los niveles de colesterol «malo» y disminuyendo los niveles de colesterol «bueno» (HDL).
La combinación de grasas saturadas y trans con el IG alto del pan blanco lo convierte en un alimento que puede contribuir a la formación de placa en las arterias, incrementando el riesgo de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y otros problemas cardiovasculares.