El estrés es una parte inevitable de la vida moderna. Desde las presiones del trabajo hasta las preocupaciones financieras y las relaciones personales, estamos constantemente expuestos a situaciones que activan nuestra respuesta al estrés.
Sin embargo, lo que muchos no saben es que esta respuesta, diseñada para protegernos de amenazas, también puede tener un impacto significativo en nuestra salud digestiva.
Nuestro estómago, un órgano complejo y vital, es altamente sensible a los cambios hormonales y neuroquímicos que se desencadenan por el estrés.
El impacto puede ir desde molestias menores como acidez estomacal hasta problemas más serios como la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) o el síndrome de intestino irritable (SII).
En este artículo, exploraremos las formas específicas en que el estrés afecta nuestro estómago, desde los mecanismos fisiológicos hasta las consecuencias a largo plazo. Descubriremos cómo podemos identificar los síntomas, comprender las causas y, lo más importante, aprender estrategias para mitigar el impacto del estrés en nuestra salud digestiva.
5Insomnio y digestión
La falta de sueño, otro factor asociado al estrés, también puede afectar nuestra salud digestiva. Cuando estamos privados de sueño, nuestro cuerpo produce más cortisol, lo que puede aumentar la acidez estomacal y afectar la motilidad gastrointestinal.
El insomnio también puede alterar la producción de hormonas que regulan el apetito, lo que puede llevar a comer en exceso y aumentar el riesgo de indigestión. Además, la falta de sueño puede debilitar el sistema inmunológico, haciéndonos más vulnerables a las infecciones gastrointestinales.