El estrés es una parte inevitable de la vida moderna. Desde las presiones del trabajo hasta las preocupaciones financieras y las relaciones personales, estamos constantemente expuestos a situaciones que activan nuestra respuesta al estrés.
Sin embargo, lo que muchos no saben es que esta respuesta, diseñada para protegernos de amenazas, también puede tener un impacto significativo en nuestra salud digestiva.
Nuestro estómago, un órgano complejo y vital, es altamente sensible a los cambios hormonales y neuroquímicos que se desencadenan por el estrés.
El impacto puede ir desde molestias menores como acidez estomacal hasta problemas más serios como la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) o el síndrome de intestino irritable (SII).
En este artículo, exploraremos las formas específicas en que el estrés afecta nuestro estómago, desde los mecanismos fisiológicos hasta las consecuencias a largo plazo. Descubriremos cómo podemos identificar los síntomas, comprender las causas y, lo más importante, aprender estrategias para mitigar el impacto del estrés en nuestra salud digestiva.
4El impacto en la microbiota intestinal
La microbiota intestinal, el conjunto de microorganismos que habitan en nuestro intestino, juega un papel fundamental en la salud digestiva. Se ha descubierto que el estrés crónico puede alterar la composición de la microbiota intestinal, afectando el equilibrio entre las bacterias beneficiosas y las dañinas.
Un desequilibrio en la microbiota intestinal puede aumentar la inflamación del intestino y aumentar la susceptibilidad a enfermedades digestivas como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Además, el estrés puede afectar la capacidad del cuerpo para producir enzimas digestivas, que son necesarias para descomponer los alimentos y absorber los nutrientes.