El estrés es una parte inevitable de la vida moderna. Desde las presiones del trabajo hasta las preocupaciones financieras y las relaciones personales, estamos constantemente expuestos a situaciones que activan nuestra respuesta al estrés.
Sin embargo, lo que muchos no saben es que esta respuesta, diseñada para protegernos de amenazas, también puede tener un impacto significativo en nuestra salud digestiva.
Nuestro estómago, un órgano complejo y vital, es altamente sensible a los cambios hormonales y neuroquímicos que se desencadenan por el estrés.
El impacto puede ir desde molestias menores como acidez estomacal hasta problemas más serios como la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) o el síndrome de intestino irritable (SII).
En este artículo, exploraremos las formas específicas en que el estrés afecta nuestro estómago, desde los mecanismos fisiológicos hasta las consecuencias a largo plazo. Descubriremos cómo podemos identificar los síntomas, comprender las causas y, lo más importante, aprender estrategias para mitigar el impacto del estrés en nuestra salud digestiva.
2Aumento de la acidez estomacal
El estrés también puede aumentar la producción de ácido gástrico, lo que puede causar acidez estomacal y reflujo.
Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo libera más ácido clorhídrico (HCl) en el estómago, lo que aumenta la acidez del contenido gástrico. Este exceso de ácido puede llegar al esófago, causando ardor y dolor.
La acidez estomacal puede empeorar cuando el estrés también afecta la función del esfínter esofágico inferior, un músculo que normalmente se cierra para evitar que el ácido del estómago refluya hacia el esófago. El estrés puede relajar este músculo, permitiendo que el ácido ingrese al esófago más fácilmente.