La cocina, un espacio de transformación y creación culinaria, se ha convertido en un campo de batalla contra un enemigo invisible: los microplásticos. Estos diminutos fragmentos de plástico, invisibles a simple vista, se encuentran en una variedad de productos que usamos a diario, desde las botellas de agua hasta la ropa que vestimos.
Pero uno de los mayores culpables de la contaminación por microplásticos en nuestros hogares se encuentra en el fregadero: la esponja de cocina.
La esponja de cocina, un utensilio cotidiano que parece inocuo, se ha convertido en un foco de contaminación por microplásticos. Con cada lavado, estas esponjas liberan diminutos fragmentos de plástico que se filtran en el agua y, por lo tanto, en nuestro cuerpo.
5La importancia de un lavado correcto
Aunque las alternativas ecológicas representan una solución sostenible, incluso las esponjas tradicionales pueden reducir su impacto ambiental con un lavado adecuado.
Es fundamental lavar las esponjas de cocina con agua caliente y jabón antibacterial con frecuencia, al menos una vez al día. La temperatura del agua ayuda a eliminar las bacterias y los microplásticos que se acumulan en las esponjas.