En el complejo proceso de toma de decisiones, nuestro cerebro a menudo recurre a atajos mentales conocidos como sesgos cognitivos, que pueden distorsionar nuestra percepción de la realidad y llevarnos a tomar decisiones irracionales o poco fundamentadas.
Estos sesgos son patrones de pensamiento automáticos y subconscientes que nos ayudan a simplificar la enorme cantidad de información que recibimos diariamente, pero que a su vez pueden sesgar nuestra forma de procesar la información y afectar nuestras elecciones.
1El sesgo de confirmación: Buscando validar nuestras creencias preexistentes
Uno de los sesgos cognitivos más comunes es el sesgo de confirmación, que nos lleva a buscar información que respalde nuestras creencias preexistentes mientras ignoramos o minimizamos evidencia contraria.
Estos sesgos puede limitar nuestra capacidad de considerar diferentes perspectivas y nos hace más propensos a caer en la trampa de la autoafirmación en lugar de basar nuestras decisiones en datos objetivos y análisis imparciales.
Identificar y reconocer este sesgo nos permite abrir nuestra mente a nuevas ideas y evidencia, enriqueciendo así nuestro proceso de toma de decisiones.