Fabada asturiana: 6 secretos para un guiso tradicional perfecto

En el corazón de la gastronomía española, la Fabada Asturiana se erige como un plato emblemático, símbolo de tradición y sabor. Este guiso, rico y contundente, ha traspasado las fronteras de Asturias, conquistando paladares en toda España y más allá. La clave de su éxito radica no solo en la calidad de sus ingredientes, sino también en el respeto por las técnicas culinarias heredadas de generación en generación. Descubrir los secretos para preparar una fabada asturiana perfecta implica sumergirse en la cultura y las tradiciones del norte de España, un viaje culinario que promete deleitar los sentidos y calentar el alma.

Cada componente de la fabada -las fabes (alubias blancas), el compango (conjunto de carnes y embutidos ahumados) y los aderezos- juegan un papel crucial en la construcción de su sabor único. Sin embargo, más allá de la selección de ingredientes, existen técnicas específicas y consejos no escritos que los cocineros asturianos han perfeccionado a lo largo de los años. Estos secretos, compartidos de boca en boca, son lo que diferencia a una fabada buena de una excepcional. A continuación, desvelaremos estos misterios, ofreciendo una guía paso a paso para que cualquier aficionado a la cocina pueda recrear este clásico del norte de España en su propia casa.

SELECCIÓN DE INGREDIENTES

SELECCIÓN DE INGREDIENTES

El primer paso hacia una fabada de éxito es la elección cuidadosa de los ingredientes. Las fabes, o alubias blancas, deben ser de la variedad específica «Fabes de la Granja», conocidas por su tamaño grande y su capacidad para absorber sabores sin deshacerse. La frescura y calidad de estas legumbres son esenciales, pues de ellas depende la textura cremosa del guiso final.

El compango, un elemento distintivo de la fabada, debe incluir chorizo y morcilla asturianos, además de lacón (paleta de cerdo curada). Estos embutidos aportan un sabor ahumado y profundo al plato. Es crucial seleccionar piezas de alta calidad y, si es posible, adquirirlas directamente de productores asturianos para garantizar su autenticidad y sabor.

REMÓJATE Y PREPARACIÓN DE LAS FABES

Un aspecto crítico en la preparación de la fabada es el remojo de las fabes. Deben estar en agua fría durante al menos 12 horas antes de cocinarlas. Este proceso no solo ablanda las legumbres, sino que también ayuda a reducir los tiempos de cocción y a hacerlas más digestivas. Cambiar el agua después del remojo y lavar las fabes bajo el grifo elimina impurezas y mejora su textura.

Una vez remojadas, las fabes se cocinan a fuego lento y sin prisas. Es fundamental evitar que el agua hierva fuerte, pues esto podría romper las legumbres y alterar la textura de la fabada. La cocción debe ser suave, permitiendo que los sabores de los ingredientes se fusionen gradualmente.

El tratamiento del compango es otro de los secretos para conseguir una fabada perfecta. Antes de añadir el chorizo, la morcilla y el lacón al guiso, es aconsejable desalarlos ligeramente en agua. Este paso asegura que el sabor del guiso no resulte excesivamente salado y permite un mejor control sobre la sazón final del plato.

Incorporar el compango al principio de la cocción permite que las carnes y embutidos liberen su aroma y sabor de manera gradual, enriqueciendo el caldo. Sin embargo, la morcilla debe añadirse en la última hora de cocción para evitar que se deshaga y oscurezca excesivamente el guiso.

TIEMPOS Y PUNTOS DE COCCIÓN

TIEMPOS Y PUNTOS DE COCCIÓN

La paciencia es una virtud en la cocina de la fabada. El tiempo total de cocción puede variar entre dos y cuatro horas, dependiendo de la dureza inicial de las fabes y la intensidad del fuego. Es esencial ajustar el fuego para mantener un hervor muy suave, lo que asegura una cocción uniforme sin romper las legumbres.

Un truco asturiano para comprobar si las fabes están en su punto es sacar algunas con una espumadera y soplar suavemente sobre ellas. Si la piel se desprende fácilmente, significa que están listas. Este método tradicional garantiza una textura perfecta, ni demasiado dura ni excesivamente blanda.

Quizás el secreto más importante de todos es el reposo de la fabada una vez terminada la cocción. Dejar el guiso reposar durante varias horas, o mejor aún, toda la noche, permite que los sabores se asienten y se intensifiquen. Este tiempo extra hace maravillas, transformando un buen plato en uno extraordinario.

La fabada asturiana, como muchas otras recetas tradicionales, mejora con el tiempo. Por ello, muchos aficionados afirman que esta delicia es aún más sabrosa al día siguiente, cuando los ingredientes han tenido suficiente tiempo para fusionarse completamente.

HISTORIA Y ORIGEN

La Fabada Asturiana tiene sus raíces en las tradiciones rurales de Asturias, donde originalmente servía como un plato sustancioso para los campesinos que requerían de mucha energía para afrontar sus largas jornadas de trabajo. Con el tiempo, este guiso no solo se convirtió en un símbolo de la cocina asturiana sino que también reflejó la historia social y económica de la región. La fabada es un claro ejemplo de cómo un plato puede evolucionar desde una necesidad básica hasta convertirse en una delicadeza apreciada en los mejores restaurantes.

Aunque la receta tradicional ha permanecido relativamente constante, las variaciones regionales y familiares aportan una riqueza que mantiene viva la tradición. Cada familia asturiana tiene su propia versión del plato, a menudo transmitida de generación en generación, lo que demuestra la personalización y el amor que se le puede aportar a la cocina.

VARIANTES REGIONALES

VARIANTES REGIONALES

A lo largo de Asturias, y extendiéndose por toda España, existen variaciones de la fabada que se adaptan a los productos locales y a los gustos personales. Por ejemplo, en algunas zonas se añade azafrán para darle un color más vivo y un aroma distinto, mientras que en otras pueden preferir tipos específicos de embutidos que varían el perfil de sabor del guiso. Esta adaptabilidad ha permitido que la fabada se mantenga relevante y querida por muchas generaciones, reflejando la diversidad culinaria de España.

La fabada no es solo comida; es una parte integral de la identidad asturiana. Las festividades y reuniones familiares a menudo giran en torno a este plato, sirviendo como un símbolo de hospitalidad y comunidad. En días festivos y ferias regionales, la fabada se prepara en grandes cantidades, fomentando el sentido de comunidad y pertenencia. Este plato trasciende lo culinario para convertirse en una expresión de cultura y tradición, uniendo a las personas a través de la experiencia compartida de la comida.

CONSEJOS PARA LA PERFECTA FABADA

Más allá de los secretos ya mencionados, hay detalles finos que pueden elevar aún más tu fabada. Uno es el uso moderado de la sal durante la cocción, ajustándola al final para asegurar el equilibrio perfecto de sabores. Otro es la atención al fuego: una cocción lenta y a fuego muy bajo permite que todos los ingredientes liberen sus sabores sin perder textura. Estos pequeños ajustes pueden hacer una gran diferencia en el resultado final, haciendo que tu fabada sea no solo buena, sino excepcional.

En la era de la cocina moderna, la fabada ha encontrado su lugar no solo en los hogares españoles sino también en el menú de restaurantes de alta cocina. Chefs de renombre han reinterpretado este plato tradicional, manteniendo su esencia mientras lo presentan de maneras innovadoras. Esto demuestra la versatilidad y el atractivo atemporal de la fabada, que puede adaptarse y resonar con las paletas de gustos contemporáneas sin perder su alma tradicional.

LA FABADA Y SU RELEVANCIA INTERNACIONAL

LA FABADA Y SU RELEVANCIA INTERNACIONAL

Aunque profundamente arraigada en Asturias, la fabada ha trascendido fronteras, ganándose un lugar en la escena gastronómica internacional. Esto no solo habla de la universalidad de su sabor, sino también de la habilidad de la gastronomía española para enamorar a comensales de todo el mundo. La fabada asturiana es un embajador culinario, llevando la riqueza de la cocina española a mesas alrededor del globo y demostrando cómo la comida puede ser un puente entre culturas.

La fabada asturiana, con su rica historia, variaciones regionales, y significado cultural, es mucho más que un simple guiso; es una celebración de la tradición, la comunidad, y el sabor. Ya sea preparada en una cocina casera o reinventada por chefs estrella, la fabada continúa siendo un plato emblemático que habla al corazón de la cocina española, ofreciendo lecciones sobre cómo la comida puede conectar, inspirar y enriquecer nuestras vidas.

Diego Disese
Diego Disese
Apasionado por la gráfica y la comunicación. Trato de explorar el por qué, el para qué, el dónde, el quién y el cómo de los hechos, ya que es un compromiso con la verdad. Y la verdad lo es todo.

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