Las dietas bajas en carbohidratos novedosas parecen ser una solución popular a una variedad de problemas de salud. Se cree que ayudan a controlar el peso y a disminuir los antojos y la ansiedad. Pero la evidencia de los beneficios es cuestionable, e incluso hay algunos riesgos ocultos que no se deben ignorar.
En este artículo, analizaremos los conceptos clave para entender cómo una dieta alta en proteínas y baja en carbohidratos afecta al cuerpo, y conocer los principales riesgos de su seguimiento.
¿Qué es una dieta baja en carbohidratos?
Una dieta baja en carbohidratos se basa en el consumo de alimentos ricos en proteínas como carnes, huevos, pescado y alimentos grasos como aceite de oliva, aguacates y nueces, mientras que los alimentos ricos en carbohidratos como pan, pasta, arroz, papas y frutas se limitan. La reducción de carbohidratos provoca que el cuerpo use grasa como fuente de energía, lo que se conoce como cetosis. Esta dieta se promueve como una excelente forma de bajar de peso, pero es imprescindible que sea supervisada por un médico o nutricionista para optimizar los resultados.
Los principales beneficios a corto plazo que se destacan con una dieta baja en carbohidratos son: la reducción del peso corporal, la disminución del apetito y la ansiedad, y la reducción de lípidos en sangre, como colesterol y triglicéridos. Pero esto se basa en estudios a corto plazo; a largo plazo hay pocas evidencias de los beneficios que la dieta baja en carbohidratos ofrece para el cuerpo humano.
Riesgos de una dieta baja en carbohidratos.
A pesar de los posibles beneficios a corto plazo que una dieta baja en carbohidratos puede ofrecer, hay diversos efectos negativos asociados con el consumo de esta clase de dietas. Estos efectos, a menudo subestimados o ignorados, pueden cubrir aspectos como la salud oral, las enfermedades cardiovasculares, el aumento de los ácidos grasos trans, el riesgo de desarrollar deficiencias nutricionales, el aumento de la resistencia a la insulina, el aumento de los niveles de estrés oxidativo, el aumento del riesgo de caídas y lesiones y la acumulación de sales y toxinas en el cuerpo.
Las dietas bajas en carbohidratos tienden a incluir muchas carnes procesadas, quesos y alimentos ricos en grasas. Estos componentes de la dieta aumentan el riesgo de caries dentales, gingivitis, enfermedades periodontales y erosión dentaria, debido a la formación de ácidos que corroen el esmalte dental.
Riesgos sobre la salud cardiovascular.
Las dietas bajas en carbohidratos contienen cantidades significativas de grasas, que se cree que contribuyen a la disminución de los lípidos en sangre, como el colesterol y los triglicéridos. Pero estos lípidos en realidad son un factor de riesgo importante para padecer enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión y el infarto de miocardio.
Además, las dietas bajas en carbohidratos a menudo se basan en alimentos ricos en grasas saturadas y grasas trans. Estos alimentos aumentan el colesterol malo (LDL) y el riesgo de tener problemas cardiovasculares. Por otro lado, los alimentos ricos en carbohidratos son ricos en fibra, que disminuye el riesgo de enfermedades coronarias.
Riesgo de desarrollar resistencia a la insulina.
La dieta baja en carbohidratos causa un aumento significativo en la producción de cetonas, que son un subproducto del metabolismo de las grasas. Estas cetonas impiden que el cuerpo absorba la glucosa, lo que provoca una resistencia a la insulina a largo plazo, lo que se traduce en diabetes tipo 2 y enfermedades del corazón.
Además, al consumir alimentos ricos en proteínas y grasas en lugar de carbohidratos, se limita el ingreso de fibra a nuestro organismo. Esto puede provocar una mayor resistencia a la insulina y un aumento del nivel de glucosa en sangre.
Riesgo de sufrir caídas y lesiones.
Las dietas bajas en carbohidratos suelen resultar en una disminución de los niveles de energía. Esto puede causar fatiga, baja resistencia física y debilidad, lo que incrementa el riesgo de caídas y lesiones. Además, algunas personas pueden experimentar mareos y desmayos, lo que aumenta el riesgo de lesionarse si se está realizando alguna actividad física.
Las dietas bajas en carbohidratos están compuestas por un alto porcentaje de alimentos ricos en grasas, que a menudo contienen alto contenido en sal y sodio. Estos elementos se deben equilibrar correctamente para mantener el equilibrio electrolítico del cuerpo, ya que un exceso de sodio puede provocar deshidratación, hinchazón, fatiga, mareos y desmayos.
Desbalance Vitamínico
Una dieta baja en carbohidratos no garantiza una cantidad adecuada de vitaminas, por el hecho de que los nutrientes se encuentran principalmente en los alimentos que nos aportan los carbohidratos. Además, la ingesta continua de una dieta restringida en carbohidratos puede llevar a una deficiencia en vitaminas como la vitamina B, C y E.
Además, producen un aumento en los niveles de triglicéridos en sangre. Estos lípidos pueden ser perjudiciales para la salud, ya que incrementan el riesgo de enfermedades cardiovasculares y enfermedades del corazón asociadas. Los médicos recomiendan comer una dieta al estilo mediterráneo para prevenir estas enfermedades.
Cuando se realiza una dieta baja en carbohidratos, ciertos alimentos ricos en calcio como los productos lácteos no se consumen comúnmente. Esto significa que existe el riesgo de una deficiencia grave en este mineral. Si bien el calcio es esencial para el crecimiento y la salud de los huesos y dientes, una dieta baja en carbohidratos podría llevar a la pérdida de este mineral.
Conclusiones.
Las dietas bajas en carbohidratos ofrecen algunos beneficios a corto plazo para el control de peso y los antojos, pero también están asociadas con diversos riesgos, como el deterioro dental, los problemas cardiovasculares, el aumento de los niveles de estrés oxidativo, la resistencia a la insulina, el aumento del riesgo de caídas y lesiones y la acumulación de sales y toxinas. Cuando se siguen estas dietas, se debe hacer bajo estricto control médico para asegurar los mejores resultados.