La intolerancia a la lactosa es una condición médica que definitivamente tiene un impacto significativo en la vida de una persona. Se manifiesta por los niveles de incomodidad y malestar gastrointestinal que sí se ven afectados por su consumo. La condición es relativamente común: una aproximación precisa indica que entre el 65 y el 75 por ciento de la población mundial sufre intolerancia a la lactosa de alguna forma.
Esto se asocia específicamente con una reducción en la producción de la enzima lactasa en el cuerpo, que es responsable de digerir el azúcar de la leche. Existen varias estrategias para lidiar con la intolerancia a la lactosa, aquí hablaremos sobre algunas de ellas.
Dieta sin lactosa
Una dieta sin lactosa es la estrategia más directa para lidiar con la intolerancia a la lactosa. Optimizar los alimentos que consumes reduce la cantidad de lactosa que consumes y te permite controlar el malestar digestivo que se produce como resultado del consumo. Para diseñar una dieta sin lactosa, primero debes saber cuáles son las fuentes de lactosa.
Algunos alimentos contienen niveles significativos de lactosa, también conocida como azúcar de la leche, como leche entera, yogur, productos lácteos a base de leche baja en grasa, helados, quesos suaves, mantequilla y crema. Sin embargo, algunos alimentos lactosos naturalmente contienen bajos niveles de lactosa, como cheddar, queso ricota, queso parmesano y otros quesos curados. Avoidingestos alimentos significará una gran reducción en los niveles de lactosa de tu dieta, lo que ayudará a aliviar tus síntomas.
Además de evitar la lactosa directa, hay otros alimentos que los especialistas recomiendan evitar para mejorar el malestar digestivo asociado con la intolerancia a la lactosa. Estos incluyen alimentos ricos en fibra, alimentos picantes y alimentos con un alto contenido de grasas saturadas o ácidos grasos trans, que pueden aumentar los síntomas de malestar estomacal comúnmente asociados con la intolerancia a la lactosa. Equilibrar tu dieta con cantidades adecuadas de verduras frescas, productos de soya, huevos, carnes magras y cereales integrales puede ayudar a controlar los síntomas que experimentas.