La terapia Gestalt se encuentra entre la psicoterapia humanista más conocida en Occidente. Esta técnica terapéutica pretende ayudar al paciente a conseguir una mejor comprensión de la existencia, del mundo y del ‘aquí y ahora’. Considera que cada vida es única e irrepetible, y que es indispensable alterar la perspectiva para llegar a comprender el sentido de la existencia.
La terapia Gestalt se caracteriza por ser consciente, espontánea y directa. Está centrada en el aquí y ahora, y en lugar de analizar el pasado, lograr el autoconocimiento mediante la toma de conciencia de los estados presentes. Esta técnica considera el entorno total de la persona como una relación que existe entre el sujeto y el objeto. Los resultados positivos de la terapia Gestalt se basan en el completo desarrollo de la conciencia y la toma de conciencia de los sentimientos.
Qué es la terapia Gestalt
La terapia Gestalt surgió de la filosofía de la Gestalt, cuyos principios están basados en el pensamiento humanista. Esta línea de pensamientos se remonta a 1969, cuando el terapeuta Fritz Perls creó la teoría de la terapia Gestalt. Esta terapia intenta lograr que la gente se conozca a sí misma, para así promover la consciencia. Esta técnica terapéutica aboga por el desarrollo, por el cambio y por el autoconocimiento a través de la interacción, de una forma consciente, con el entorno.
Esta técnica consiste en buscar algo más que está en el interior de uno mismo; uno de los principios de la terapia Gestalt es que el individuo debe buscar un estado de autopercepción, consciencia y contacto y ejecutar acciones conscientes en sus relaciones con el entorno. Esta técnica nos permite tener mayor conocimiento sobre nosotros mismos, más autoconciencia de lo que sentimos y saber llevar una vida más satisfactoria con el entorno, consiguiendo así el equilibrio interior y sobre todo, una mayor comprensión de las relaciones interpersonales.