Nuestra salud depende en gran medida del estado de nuestros huesos, específicamente de su salud ósea, que es el nombre que recibe el conjunto de características y condiciones bajo el cual están formados y mantenidos los huesos. A diferencia de nuestros músculos, está mal concebido el pensamiento de que la salud ósea depende completamente de la alimentación y de la genética.
Hasta cierto punto esta afirmación es cierta, pero hay algunas otras variables muy importantes a tener en cuenta como el ejercicio. En este artículo se discutirá los posibles beneficios del deporte para la salud ósea.
Qué es la salud ósea
La salud ósea es el concepto que se refiere a la capacidad de los huesos para absorber los golpes y cargas y para regenerarse de forma continua. Esto se debe esencialmente a la densidad de los huesos, que es la cantidad de minerales, principalmente calcio, que contiene. Una buena salud ósea dependerá de la calidad de los mismos minerales y del mantenimiento de sistemas naturales de reparación residual. Nuestra capacidad para resistir cargas externas y para resistir enfermedades tales como la osteoporosis, dependen en gran medida de esto.
Los factores que contribuyen a la salud ósea se conocen como los «4 pilares de la salud ósea»: nutrición, actividad física, densidad mineral ósea y herencia. La nutrición es la práctica de tomar los alimentos adecuados y la suficiente cantidad de los mismos. La actividad física es necesaria para mejorar la resistencia incluyendo la resistencia a la gravedad.
La densidad mineral ósea es el análisis y medición de los minerales contenidos en los huesos y la herencia es la composición genética que afecta el metabolismo y el desarrollo de los huesos. Estos son los cuatro pilares más importantes para mantener una buena salud ósea; sin embargo, a los dos primeros se les da una gran importancia debido a la gran cantidad de estudios que respaldan sus ventajas.