Como regla general, las declaraciones tributarias españolas deben presentarse y pagarse entre el 11 de abril y el 30 de junio siguiente al cierre del ejercicio fiscal. El plazo para declarar y pagar el IRPF se establece anualmente por orden ministerial. Suele terminar el 30 de junio.
La declaración del IRPF
Con carácter general, la declaración del IRPF debe ser presentada por una persona residente en España cuyos rendimientos brutos del trabajo superen los 22.000 EUR (para declaraciones conjuntas y separadas) durante el año natural o los 15.000 EUR para los contribuyentes que obtengan rendimientos del trabajo de más de un pagador si los importes obtenidos por el segundo y siguientes pagadores superen los 1.500 EUR.
Las personas residentes en España también están obligadas a presentar declaración del IRPF si obtienen otras rentas personales por encima de determinadas cantidades legalmente establecidas.
La tributación individual es la forma básica de tributar por el IRPF, pero los miembros de las unidades familiares pueden optar por tributar conjuntamente de acuerdo con las siguientes reglas:
- Unidades familiares compuestas por cónyuges no separados legalmente y, en su caso:
- Los hijos menores de edad, a menos que, con el consentimiento de sus padres, vivan de forma independiente.
- Hijos adultos discapacitados judicialmente sujetos a custodia extendida o rehabilitada.
- En los casos de separación legal, o cuando no exista vínculo matrimonial, las unidades familiares formadas por el padre o la madre y todos los hijos que convivan con cualquiera de ellos y reúnan los requisitos anteriores.
- Una persona no puede formar parte de dos unidades familiares al mismo tiempo.
- Los miembros de la unidad familiar se determinan en función de la situación familiar a 31 de diciembre de cada año.
Los no residentes tributan individualmente y no pueden optar por la tributación conjunta. Las rentas no obtenidas a través de un EP tributan sobre cada devengo total o parcial individual de renta imponible.
