Nadie quiere canas. Hoy representan llegar a una vejez que ya no se asocia a valores positivos como la serenidad, la sabiduría y la tranquilidad, sino a un estado de deterioro físico o psíquico y de escaso beneficio para la sociedad, por eso muchos deseamos ocultar las canas.
En promedio las personas se vuelven grises entre los 40 y los 60 años, y en algunos casos incluso entre los 20 y los 30 años. Es decir, en fases de la vida en las que mente y cuerpo son todavía muy ágiles.
No es de extrañar entonces que el proceso de encanecimiento sea indeseable debido a la imagen en la vida profesional o por la sensación al mirarse en el espejo y se busquen soluciones para detener u ocultar este proceso que en realidad es bastante normal y que comienza lentamente.
Causas de las canas
A medida que envejecemos, nuestro cabello pierde el pigmento colorante melanina. Este déficit está provocado por una serie de procesos, empezando por la disminución de la enzima catalasa en las células.
El número reducido de enzimas es entonces responsable del empeoramiento de la descomposición del peróxido de hidrógeno en oxígeno y agua en el proceso metabólico normal. Demasiado peróxido de hidrógeno afecta la función de la enzima tirosinasa, que es importante para la formación de melanina.
La falta del aminoácido tirosina debido a la edad o la enfermedad también conduce a una interrupción en la producción de melanina y, en última instancia, al envejecimiento del cabello. En lugar de los pigmentos de color, las burbujas de aire pueden empujarse entre las hebras de color.
Como resultado, el cabello recibe más pigmentos incoloros y hace que el tono de color natural se vea más pálido y grisáceo hasta que desaparece por completo y el cabello se vuelve blanco o incoloro.
Las siguientes influencias favorecen este proceso y, por lo tanto, también son responsables de las canas:
- Fumar
- Estrés
- Desequilibrios hormonales
- Quimioterapia
- Deficiencias de nutrientes y vitaminas
- Productos agresivos para el cuidado del cabello
- Trastornos de la tiroides (vitíligo) y anemia