El trastorno bipolar se caracteriza por episodios maníacos y depresivos, que pueden alternarse, aunque en muchos pacientes predomina uno u otro. Se desconoce la causa exacta, pero los factores genéticos, los cambios en los niveles de neurotransmisores cerebrales y los factores psicosociales pueden desempeñar un papel.
El diagnóstico se realiza sobre la base de la historia clínica. Se trata con estabilizadores del estado de ánimo, a veces con psicoterapia.
El trastorno bipolar generalmente comienza en la adolescencia, en la tercera o cuarta década de la vida. La prevalencia a lo largo de la vida es de alrededor del 4%. El trastorno bipolar tipo 1 afecta a mujeres y hombres por igual.
Los trastornos bipolares se clasifican en tres
- Trastorno bipolar tipo I: definido por la presencia de al menos un episodio maníaco completo (que altera el funcionamiento social y laboral normal) y, por lo general, episodios depresivos
- Trastorno Bipolar II: Definido por la presencia de episodios depresivos mayores con al menos un episodio hipomaníaco pero no totalmente maníaco
- Trastorno bipolar no especificado: Trastornos con claras características bipolares pero que no cumplen los criterios específicos para la clasificación con otros trastornos bipolares
- En la ciclotimia: Los pacientes tienen períodos prolongados (>2 años) que incluyen tanto episodios hipomaníacos como depresivos. Sin embargo, estos episodios no coinciden con los criterios específicos del trastorno bipolar.