Las personas que miran fijamente sus teléfonos inteligentes son un símbolo de este tiempo. Pero, ¿cuándo te vuelves adicto a tu teléfono celular Android o iPhone? Esto no se puede determinar solo por el agarre constante del dispositivo, ni tampoco por la duración del uso. Algo más es importante.
En el autobús, en la sala de espera del médico o en el sofá por la noche cuando el programa de televisión es aburrido: Alcanzar el teléfono inteligente es a menudo un automatismo, y luego se necesita mucha fuerza de voluntad para no tocarlo.
Los teléfonos móviles se han convertido en un elemento fundamental en nuestro día a día. Gracias a sus herramientas y funciones en constante mejora, estamos en contacto con nuestro entorno, tenemos acceso a todo tipo de información y podemos realizar nuestras tareas de una forma más sencilla. De hecho, ha habido un momento en el que sentimos que nos falta algo si no tenemos nuestro Android o iPhone a mano.
Como dice el refrán, nada es bueno en exceso. Y es que cuando miramos nuestras estadísticas diarias, el uso que hacemos de ellos puede llegar a ser enfermizo. Hemos desarrollado una dependencia hacia ellos que dista mucho de ser beneficiosa para nuestra salud ya que puede convertirse en una adicción muy poderosa.
¿Qué es la nomofobia?
El miedo irracional a pasar un tiempo determinado sin el móvil se conoce como nomofobia. Es una adicción conductual que usamos para aliviar nuestro malestar emocional por una variedad de razones.
Así que usar nuestro teléfono nos hará sentir mejor. Este comportamiento puede convertirse en el tipo de comportamiento seguro en el que nos metemos cuando lo usamos compulsivamente, creando adicción.
Las causas que pueden desencadenar esta adicción varían mucho, pero la más común es la baja autoestima. Esto hace que nos preocupemos demasiado por las opiniones de los demás, lo que puede servir para buscar refugio a través de nuestro móvil.
Asimismo, las personas que carecen de habilidades sociales, que tienen dependencia emocional o que se dejan influenciar fácilmente son otros factores de riesgo. De hecho, hay casos en los que algunas personas utilizan el móvil para calmar la ansiedad, pero lo que no saben es que crea un grado mayor que puede volverse adictivo.
A medida que usamos más y más el teléfono, la sensación de perder el control sobre el comportamiento comienza a manifestarse, lo que lleva al pánico en los momentos en que no estamos usando el teléfono celular.
De hecho, cuando no lo tenemos a mano, ya sea porque lo olvidamos, no sabemos dónde lo dejamos, o se agotó la batería o la tapa, empiezan a aparecer los síntomas de abstinencia. Estos pueden provocar inquietud, nerviosismo e irritabilidad. De hecho, niveles tan altos de ansiedad pueden generar conflictos, tanto para la persona que la padece como para quienes la rodean.