En la práctica, a veces es necesario romper la confidencialidad. Antes de hacerlo, el terapeuta debe buscar asesoramiento legal.
¿Cuándo tiene un terapeuta que romper la confidencialidad? La confidencialidad es sagrada en psicoterapia. Sin ella, no hay grado de confianza entre el cliente y el terapeuta. Piénsalo.
¿Por qué alguien le contaría sus secretos más profundos y oscuros a un terapeuta si pensara que esa persona podría contárselo a quien quisiera? Las reglas sobre el uso de la confidencialidad son variadas y tienen excepciones. Antes de explorar esos límites con más detalle, analicemos brevemente qué significa la confidencialidad en una situación de terapia con el psicólogo.
¿Qué es la confidencialidad?
La confidencialidad es la garantía que la información que un psicólogo recibe sobre su cliente no se compartirá con nadie más sin el consentimiento del cliente. Los terapeutas tienen la obligación legal y ética de mantener la confidencialidad de la información sobre sus clientes.
Además, no hay límite de tiempo para la confidencialidad; se aplica incluso después que un cliente termina la terapia.
A pesar de la importancia de la confidencialidad, hay momentos en que un terapeuta tiene el deber de romperla. Ten en cuenta que cada comunidad autónoma y en general, cada país, tiene leyes específicas con respecto a la confidencialidad y las ocasiones en que no se debe seguir.