Quién no conoce esos días en los que todo sale mal desde la mañana hasta la noche. Cuando algo no sucede de la manera que esperabas, puede ser muy frustrante. Como regla general, esta insatisfacción desaparece después de un tiempo, puedes aliviar la frustración y mirar hacia adelante nuevamente.
Pero, ¿qué sucede cuando la frustración siempre está ahí y no quiere desaparecer? ¿Si te decepcionas cada vez más de las situaciones cotidianas y ya no tienes impulso? Si la frustración se convierte en una rueda de hámster de la que parece no haber salida, la ayuda de un extraño puede ser el botón de parada salvador para volver a encarrilar la vida.
¿Qué es la frustración?
La frustración es un estado emocional que ocurre cuando una situación no sale como se esperaba. Depende de la persona si una situación se percibe como frustrante o no. El criterio para esto son sus propias expectativas: si no se cumplen, surge la frustración.
Desde un punto de vista psicológico, la frustración es la reacción a una experiencia en la que uno se siente privado. No es raro que el sentimiento de frustración se asocie con otras emociones negativas, como la tristeza, la decepción, la ira o el enfado. La combinación de sentimientos que surge y cómo se supera la frustración es individual y específica de la situación.