Escuchamos mucho sobre la siempre popular semilla de chía, pero ¿cuándo se olvidó la sociedad de la humilde amapola? Las diminutas semillas de amapola u oleaginosas extraídas de la planta de amapola están repletas de valor nutricional y tienen un sabor terroso a nuez.
También agregan un hermoso toque estético a los pasteles y panes y han sido una parte importante de algunas culturas durante miles de años.
Semillas de amapola: La semilla olvidada
Las semillas de amapola provienen de una hierba bienal común en el Mediterráneo oriental. Pueden ser de color gris claro, gris oscuro, negro o azul medianoche. El sabor terroso y a nuez de las semillas oleaginosas rezuma cuando se fríen suavemente en una sartén, y se usan tradicionalmente como especia en platos tradicionales de la India, incluidos el dal y el raita.
Las semillas de amapola no se olvidan tanto como se dan por sentadas. Cuando las semillas de chía se abrieron paso en la dieta moderna como un «superalimento» increíblemente nutritivo, se pensó poco en si las semillas de amapola tenían su propio valor nutricional.
Mucha gente recordará a su abuela o madre haciendo pasteles de semillas de amapola de limón o panecillos de semillas de amapola de naranja, pero se consideraban más una adición decorativa que un beneficio para la salud.