Los injertos capilares se han convertido en una de las mejores maneras de reducir los embates de la alopecia, y cada vez son más los hombres y mujeres que se ven beneficiados de ellos a nivel mundial.
Ahora bien, aunque se trata de una cirugía poco invasiva y que, de hecho, se realiza bajo anestesia local, estos no están exentos de llegar a tener complicaciones diversas; y es por este motivo que es necesario estar atento a cualquier alteración o síntoma que avise que algo no va tan bien como quisiéramos.
¿Qué son los injertos capilares?
Conocido también como trasplante o implante capilar, el injerto capilar consiste en una cirugía de tipo ambulatorio y mínimamente invasiva en la cual se extraen unidades foliculares de las áreas que no están afectadas por la alopecia para proceder a implantarlas en aquellas zonas que sí están afectadas.
Antes de someterse a un implante, el médico realiza una valoración completa del paciente para determinar si es un buen candidato para realizarse este procedimiento, así como para saber cuántas unidades foliculares pueden extraer y si se puede cubrir el área que se requiere.
El procedimiento de un injerto capilar, suele tardar unas 8 horas, y el resultado del mismo puede observarse a partir de los 6 meses, aunque por lo general, son más visibles a partir del año y medio.