No importa si se trata de felicidad, alegría, ira, miedo o decepción: las emociones son el combustible, la fuente de energía y la salida de nuestro propio cuerpo. Por lo tanto: ¡Defiende tus sentimientos!
Está bien sentirse abrumado, explotar de ira o estallar de alegría. Todas las emociones tienen su lugar. Alto y bajo y todo lo demás. Los altibajos emocionales son una parte inevitable de la vida y, a veces, podemos dejar que las emociones negativas nos superen.
Por lo tanto, la capacidad de entender cómo manejar y expresar estas emociones es mucho más importante de lo que piensas. Es una buena práctica aprender a expresarnos mejor. Esto nos ayuda a ser más conscientes de nosotros mismos y a comprender nuestro comportamiento, lo que nos hace sentir de cierta manera.
Cómo surgen los arrebatos emocionales en el cerebro
Las emociones surgen en un área de nuestro cerebro que se desarrolló temprano en la evolución, el sistema límbico. La amígdala, una colección de cuerpos de células nerviosas en forma de almendra, juega un papel crucial en esto.
En situaciones normales, la amígdala es controlada por la corteza cerebral sensible. Pero tan pronto como estamos expuestos a un peligro agudo o una situación estresante, las señales se envían directamente a la amígdala; obviamente, no hay tiempo para razonar cuando hay una amenaza.
Inmediatamente hace sonar la alarma y decide qué sentimientos nos inundarán. Para el cuerpo esto significa: latidos cardíacos acelerados, aumento de la presión arterial, tensión muscular extrema (¡una ventaja decisiva cuando tienes que correr para salvar tu vida!) y la liberación de la hormona del estrés, la adrenalina.