Los colores afectan nuestras emociones y estado de ánimo. Ayudan a determinar las situaciones en las que nos sentimos cómodos o cuando estamos tensos, cuando podemos trabajar motivados o sentirnos un poco impotentes.
Los colores están en todas partes y en nuestro estado de ánimo, y tienen un gran efecto en nuestro estado emocional, nos demos cuenta o no. Se utilizan de manera muy específica: por ejemplo, el azul claro como una pluma debería indicarnos que el producto ligero del supermercado realmente contiene muy poca grasa.
Los colores también nos afectan inconscientemente. Si alguien usa ropa gris con frecuencia, lo percibimos más como un tipo melancólico en comparación con alguien que usa ropa roja con frecuencia, decimos que tiene mejor ánimo o que es alegre y divertido.
Los colores están vinculados a experiencias personales
Los colores juegan un papel importante en la percepción humana y por ende en nuestro estado de ánimo. Por un lado, nuestras experiencias personales son importantes: cuando éramos niños, cuando con frecuencia jugábamos con nuestros abuelos en una habitación amarilla soleada, todavía asociamos este color con la felicidad y la seguridad años después.
Los colores no solo se asocian con nuestro estado de ánimo, también se cargan frecuentemente en símbolos: en el tráfico, retrocedemos automáticamente cuando el semáforo para peatones cambia de verde a rojo. Y luego los colores también representan valores que se han ido transmitiendo en la memoria cultural. El blanco representa la pureza y la inocencia en nuestra cultura, pero en algunas culturas orientales es el color del luto.