No es de extrañar que la manzana sea más popular que nunca e incluso tenga sus propias «fiestas». Las manzanas no solo tienen un sabor maravilloso, también son súper saludables. Pero, ¿qué hay exactamente en ellas?
Una manzana es rica en vitaminas A, B1, B2 y C. La regla general se aplica al contenido de vitamina C en particular: una manzana grande (aprox. 200 g) cubre casi un tercio del requerimiento diario. Además, el fruto está repleto de minerales como potasio, fósforo, magnesio y hierro.
Particularmente digno de mención: las manzanas tienen un alto contenido de pectina debajo de la piel. La pectina es una fibra soluble que tiene un efecto saciante sobre nosotros. Eso significa: dado que el valor de la pectina es alto, es decir, las manzanas son muy ricas en fibra, pueden tener un efecto positivo en una fase de pérdida de peso. Por lo tanto, nunca debes pelar las manzanas, de lo contrario, hasta el 70 por ciento de los nutrientes desaparecen.
Las manzanas son buenas para el intestino
Hoy, en un momento en que las enfermedades relacionadas con la dieta están aumentando rápidamente, la manzana, con su gran potencial para promover la salud, se está abriendo paso cada vez más en nuestros menús.
En los últimos años, se han descubierto cada vez más sustancias promotoras de la salud en la popular fruta. La fruta contiene más de 20 minerales y oligoelementos, así como más de 300 sustancias biológicas, como ácidos orgánicos, que, por ejemplo, ayudan al hígado a desintoxicar el organismo.
¡Tu intestino ama las manzanas! Las frutas son particularmente útiles para los problemas intestinales, porque las vitaminas importantes como la vitamina A, la vitamina C, las vitaminas B, la niacina y el ácido fólico son importantes para la función intestinal.
Sin embargo, las manzanas no son muy recomendadas en personas que padecen de hinchazón frecuente o presentan problemas gástricos. Estas frutas ocupan uno de los lugares más altos en la lista de los alimentos que tienen azúcar, y que son difícil de digerir.