La piometra en las perras es una enfermedad silenciosa y desconocida para la mayoría de los propietarios de mascotas. Se trata de una infección causada por una bacteria en el útero y puede incluso provocar la muerte de la perra si tarda demasiado en ser diagnosticada y tratada. Puede ocurrir desde el primer celo de tu perra, pero es más común en animales que ya han llegado a la edad adulta. A continuación encontrará más información sobre esta enfermedad.
¿Qué es la piometra en las perras?
La piometra es una infección uterina. Durante el periodo de celo de la perra, su útero está más expuesto y es más susceptible de ser contaminado por bacterias. Los cambios hormonales del cuerpo de la perra en celo aumentan la probabilidad de proliferación de bacterias en el útero. Los altos niveles de progesterona tras el ciclo son los responsables de transformar el entorno intrauterino de la perra en el ambiente perfecto para la acción de las bacterias. Estos niveles son más altos hasta tres meses después del celo. En el interior del útero, las bacterias comienzan a alojarse en el endometrio, donde, debido al estímulo hormonal, encuentran el ambiente ideal para proliferar, desencadenando el proceso de infección. Cuando atraviesan la pared uterina y son transportados a otras partes del cuerpo a través de la circulación, pueden causar graves complicaciones en la salud de su amigo de cuatro patas, las perras de cualquier edad pueden pasar por esto, pero es más común en adultos y ancianos.
¿Cuáles son los síntomas de la piometra canina?
La piometra canina es una enfermedad silenciosa al principio. Los síntomas suelen empezar a aparecer sólo dos meses después del celo de la perra. Los síntomas más destacados de la piometra en las perras: La perra puede presentar falta de apetito, debilidad, dolor y aumento de volumen abdominal, vómitos, presencia de secreción vaginal (en el caso de la piometra abierta), fiebre, aumento del consumo de agua y exceso de pis.
Piometra canina abierta y cerrada, sus diferencias
La piometra canina puede desarrollarse de dos maneras diferentes en el útero de las perras. La presentación abierta de la enfermedad es la más común, en la que el cuello uterino permanece abierto, permitiendo la liberación de secreciones con pus. En la piometra abierta, es posible observar la presencia de una secreción vaginal con pus. El tutor notará que el animal empieza a lamer más la región genital. Además, el lugar donde se sienta la hembra está sucio. La piometra cerrada, a su vez, se produce cuando la infección provoca nódulos que obstruyen el cuello del útero de la perra, lo que genera la acumulación de pus. Es mucho más grave y más difícil de diagnosticar debido a la acumulación de secreciones en el útero.
¿Cómo se hace el diagnóstico de la piometra en las perras?
Para los tutores, es más sencillo identificar la necesidad de acudir al veterinario cuando la perra está con la piometra abierta, ya que la secreción vaginal se identifica fácilmente. Aun así, la consulta es necesaria en cuanto notes alguno de los síntomas en tu perro. Con las manifestaciones clínicas el veterinario debe solicitar la ecografía abdominal para confirmar o descartar el diagnóstico. En otras palabras: todo comienza a través de los cambios de comportamiento y las señales de que algo puede no estar muy bien con su perro.
El tratamiento de la piometra en las perras puede darse de dos maneras diferentes
Una vez diagnosticada, la piometra canina debe tratarse inmediatamente para evitar complicaciones en la salud y la calidad de vida de la perra. Las opciones de resolución de este problema: El tratamiento de la piometra es la extirpación quirúrgica de útero y ovario (ovariohisterectomía), y el uso de antibióticos. Está indicado el internamiento para el acompañamiento de la evolución del animal y también se deben solicitar exámenes para controlar y monitorear la infección.
La mejor manera de combatir la piometra en las perras es con la prevención
Una vez más, debido a los síntomas silenciosos que, en algunos casos, se identifican y notan cuando es demasiado tarde, la prevención es la mejor manera de tratar la piometra canina. Al no ser una enfermedad contagiosa, la solución en este caso dista mucho de ser una vacuna: La castración es una forma de prevenir la piometra. Después de todo, al tener el útero extirpado, la perra es incapaz de desarrollar la enfermedad, así como la castración reduce el riesgo de varios otros problemas relacionados con las hormonas sexuales.
Aunque su perra ya haya pasado el primer celo, sigue siendo válido apostar por esta solución. Hable con su veterinario sobre la posibilidad de la cirugía: probablemente le pedirá algunas pruebas para comprobar el estado de salud de su perro antes de indicar la castración, pero siempre es una opción que garantiza una mayor calidad de vida al animal. Otra forma de prevenir la piometra en las hembras, además de la castración, es no utilizar métodos anticonceptivos.